lunes, 29 de junio de 2015

Infancia infeliz

Increíble como a una nena tan pequeña la sometan a cosas que no sabe, a cosas que jamás le explicaron. El por qué le iba tan mal en la escuela cuando de verdad estudiaba,o por qué tenía que ir a la psicóloga y perderse su serie favorita. Tantos medicamentos,perderse las vacaciones de inviernos por tantos estudios, vicitas interminables a todos los médicos.
Poner a una nena de tan sólo ocho años a un tubo gigante durante una hora, sin importar sus miedos, sin haberle explicado que era eso, que le estaban haciendo, por qué tenía que estar ahí en vez de poder estar durmiendo. O que le metan cables en la cabeza. Tener que estar internada para ponerle más y más cables.
Esa nena nunca supo por qué nunca lograba concentrarse, por qué se distraía tan fácilmente. Su padre que siempre la tenía como la ignorante de la familia. Esta nena que vivía frustrada y triste  no había noche que no llorara, no había día que deseaba poder crecer y que todo esto termine de una vez, que al fin pueda sentirse feliz y entender que sucedía.

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